Después de unos pocos días de lluvia el huerto se encuentra especialmente verde y frondoso. La mayor parte del trabajo durante esta jornada de domingo se realizó en el huerto viejo, donde en varios bancales que se habían ido preparando en días anteriores se echó abono y se plantaron guisantes y habas.
También se quitó grama de varios bancales y del pie de algunos arbolitos.
Aunque la lluvia siempre es muy necesaria, fue de agradecer que pudiésemos disfrutar de una mañana despejada en la que el sol compensaba con creces el fresco que ya empieza a hacer en estos días de otoño. Pero como siempre, nunca llueve a gusto de todos, y mientras la planta de papiro (
Cyperus papyrus) del huerto nuevo mostraba un aspecto renovado, casi todas las flores de los tupinambos habían perdido los pétalos. Los cosmos, en cambio, crecen cada vez más de tal modo que en uno de los bancales del huerto viejo fue necesario atarlos y ponerles algún apoyo para que no se viniesen abajo.
La lluvia también ha ablandado la tierra y Rogelio aprovechó esta circunstancia para empezar a arreglar las escaleras de uno de los accesos al huerto. Con la ayuda de una azada ha vuelto a dar forma a los escalones y ha dejado al descubierto las tablillas de madera que con el paso del tiempo habían quedado cubiertas de tierra.
En esta jornada se recolectaron sobre todo judías rojas, pero también hubo algunos tomates, pimientos, tomates bombilla, pepinos, guindillas y ¡una remolacha!
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El papiro (Cyperus papyrus) |
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Cosmos blancos, púrpuras y rosas |
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Más calabazas |
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La recolección |
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De la huerta al plato |
De nuevo una crónica maravillosa.
ResponderEliminarElena